LA MANTILLA
Históricamente,
la mantilla no ocupa un lugar importante en el vestuario femenino, hasta el
siglo XIX. En este momento, la populariza Isabel II, con la cual se deja
retratar en varias ocasiones. En esta época la mantilla adquiere una dimensión
política y protagoniza la "revolución de las mantillas". Con ellas,
las aristócratas madrileñas mostraron su españolidad y apoyo a la Casa de
Borbón, frente a los Saboya.
Posteriormente, se sustituye la mantilla por la toquilla,
para ir a misa los domingos. Aquélla es su evolución natural y viene a ser una
especie de mantilla en pequeño formato, con forma triangular.
En el XX, el uso de la mantilla entra en decadencia. Se considera
que su uso está pasado de moda. Frente al formalismo de los padres, se opone la
informalidad de los hijos. Es, en definitiva, la oposición entre el
"usted" y el "tú". En este ambiente, la mantilla renace con
fuerza y recupera de nuevo el lugar que le corresponde.
Éste es
el momento en que nos encontramos aunque se utiliza casi exclusivamente en los
toros, en las bodas religiosas, en Semana Santa y en actos muy solemnes.
La mantilla se usará sólo en las bodas religiosas, no en
las civiles, y se reserva exclusivamente a la madrina, a menos que en la
invitación se pida a las invitadas que la luzcan, también. La madrina la
llevará de color negro. En los toros, aunque ya no es tan usual como antaño, la
mantilla será de color blanco y se podrá adornar con flores.
El uso de la mantilla en Semana Santa difiere de los
anteriores y sigue reglas más estrictas. La mantilla se utiliza el Jueves
Santo, en la visita a los monumentos eucarísticos y el Viernes Santo, en las
procesiones. Se lleva con traje negro, de luto, en señal de duelo por la muerte
de Nuestro Señor.
El traje ha de ser sobrio, sencillo, sin grandes escotes
y, como es lógico, sin tirantes. En cuanto al largo de la falda, no debe
superar la rodilla. Las medias deben ser negras lisas.
Por lo
que respecta al zapato, se debe llevar también negro, cerrado o de salón, con
un tacón medio (no más de 7 centímetros). Se acompaña con bolso de mano negro y
rosario. Las joyas se procurará que sean de plata envejecida y las más
habituales son una cadena con crucifijo, pendientes, rosario y broche para
sujetar la mantilla. El maquillaje debe ser sencillo y natural, al igual que la
manicura. El peinado despejado de frente y rostro y siempre recogido.
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