jueves, 30 de mayo de 2013

REGLAS DE ETIQUETA FRENTE A UNA PERSONA CON DISCAPACIDAD
No hay razón para sentirse incómodo al tratar con una persona que tiene una discapacidad. Este artículo le ofrece algunas sugerencias básicas que puede seguir. Y si alguna vez se siente inseguro acerca de qué hacer o decir a una persona con una discapacidad ¡simplemente pregunte!
Sugerencias generales.
  • PREGUNTE ANTES DE AYUDAR.

No dé por sentado que una persona necesita ayuda sólo porque tenga una discapacidad. Si el entorno es accesible, las personas con discapacidades se suelen manejar sin dificultad. Los adultos con discapacidades desean ser tratados como personas independientes. Ofrezca su ayuda sólo si la persona parece necesitarla. Y si acepta su ayuda, pregunte cómo ayudar antes de actuar.
  • SEA CAUTO CON EL CONTACTO FÍSICO.

Algunas personas con discapacidades dependen de sus brazos para mantener el equilibrio. Tomarlas del brazo—incluso si su intención es ayudar— podría hacerles perder el equilibrio. Evite dar palmadas a las personas en la cabeza o tocar su silla de ruedas, escúter o bastón. Las personas con discapacidades consideran que estos elementos son parte de su espacio personal.
  • PIENSE ANTES DE HABLAR.

Siempre diríjase directamente a la persona con una discapacidad, no a su acompañante, ni a su ayudante o intérprete de lenguaje de señas. Respete su privacidad. Si le pregunta acerca de la discapacidad, la persona puede sentir que la reduce a esa condición en vez de tratarla como a un ser humano. 
  • NO DÉ NADA POR SENTADO.

Las personas con discapacidades saben mejor que nadie lo que pueden o no hacer. No decida por ellas acerca de su participación en cualquier actividad. 
  • RESPONDA CON GENTILEZA A LAS SOLICITUDES.

Cuando las personas con una discapacidad le piden un lugar o una adaptación en su establecimiento, no se están quejando. Demuestran que se sienten lo suficientemente cómodas como para pedir lo que necesitan. Y si se les responde de manera positiva, es probable que vuelvan y comenten a sus amigos el buen servicio que recibieron.
  • SUGERENCIAS DE TERMINOLOGÍA.

Diga "persona con una discapacidad" en vez de "discapacitado". Diga "personas con discapacidades" en vez de "discapacitados". Si se refiere a discapacidades concretas, puede decir por ejemplo "una persona con síndrome de Tourette" o "una persona con parálisis cerebral". 
Evite utilizar términos anticuados como "minusválidos" o "lisiados". Tenga en cuenta que a muchas personas con discapacidades les disgustan la jerga o el eufemismo de términos como "con impedimentos físicos" o "con capacidades diferentes".
Diga "persona en silla de ruedas," en vez de "confinado a una silla de ruedas" o "limitado a una silla de ruedas". La silla de ruedas es lo que permite a esa persona moverse y participar en la sociedad; es un elemento de liberación, no de confinamiento.
Con cualquier discapacidad, evite las expresiones negativas que disminuyen a las personas como "víctima" o "persona que padece". Diga "persona con SIDA" en vez de "víctima del SIDA" o "persona que padece SIDA".
Puede utilizar expresiones idiomáticas cuando habla con una persona con discapacidades. Por ejemplo, decir "Me encantó verte" o "Nos vemos" a una persona ciega es absolutamente aceptable, ¡ellos también utilizan estas expresiones todo el tiempo!
Muchas personas Sordas se comunican con lenguaje de señas y se consideran miembros de una minoría cultural y lingüística. Se refieren a sí mismas como Sordas con "S" mayúscula, y se podrían ofender con expresiones como "con impedimentos auditivos". A otros puede no molestarles el término, pero en general es más seguro referirse a las personas con pérdida auditiva pero que se comunican con lenguaje hablado como "personas con problemas auditivos" y a las personas con pérdida auditiva profunda como Sordas o sordas.

Cómo llamar de forma correcta a un camarero

Un buen profesional siempre debe estar pendiente de las necesidades del cliente. Pero, en ocasiones, el cliente puede tener una necesidad concreta, por lo que debe requerir la atención del camarero ¿Cómo hacer esta petición de forma correcta?
La forma de llamar al camarero dice mucho de la buena o mala educación de una persona. Hay formas demasiado coloquiales de llamar a un camarero que son molestas e, incluso, ofensivas. En estos casos el camarero puede no atenderle o bien lo hará por el bien del "negocio" pero muy a su pesar.
Son de muy mal gusto, groseras o poco educadas: silbar al camarero, chistarle (llamar la atención de alguien con el sonido chist.), dar palmadas o dar voces para que le atienda, chasquear los dedos, o hacer aspavientos con la servilleta o cualquier otra prenda u objeto.
La forma correcta de reclamar la atención de un camarero o mesero, es muy simple. De forma discreta hay que levantar la palma de la mano abierta o bien semiabierta con dos o tres dedos. También, en muchas ocasiones, una simple mirada directa al camarero será interpretada como una petición de atención.
Si lo que quiere es pedir la cuenta, puede hacer este mismo gesto o bien hacer el gesto de escribir o firmar sobre su mano. Eso le indicará al camarero que solicita la cuenta.
En algunos lugares existe la costumbre de indicar al camarero que falta algo señalando o tomado un objeto en particular. Por ejemplo, si falta vino u otra bebida se levanta la botella o bien se la señala; si falta pan, se levanta o señala el cestillo del pan, etc. Es más correcto, solicitar la atención del camarero y una vez a su lado solicitarle el pan, la bebida o lo que necesite.

domingo, 19 de mayo de 2013




LA MANTILLA
Históricamente, la mantilla no ocupa un lugar importante en el vestuario femenino, hasta el siglo XIX. En este momento, la populariza Isabel II, con la cual se deja retratar en varias ocasiones. En esta época la mantilla adquiere una dimensión política y protagoniza la "revolución de las mantillas". Con ellas, las aristócratas madrileñas mostraron su españolidad y apoyo a la Casa de Borbón, frente a los Saboya.
Posteriormente, se sustituye la mantilla por la toquilla, para ir a misa los domingos. Aquélla es su evolución natural y viene a ser una especie de mantilla en pequeño formato, con forma triangular.
En el XX, el uso de la mantilla entra en decadencia. Se considera que su uso está pasado de moda. Frente al formalismo de los padres, se opone la informalidad de los hijos. Es, en definitiva, la oposición entre el "usted" y el "tú". En este ambiente, la mantilla renace con fuerza y recupera de nuevo el lugar que le corresponde.
Éste es el momento en que nos encontramos aunque se utiliza casi exclusivamente en los toros, en las bodas religiosas, en Semana Santa y en actos muy solemnes.
La mantilla se usará sólo en las bodas religiosas, no en las civiles, y se reserva exclusivamente a la madrina, a menos que en la invitación se pida a las invitadas que la luzcan, también. La madrina la llevará de color negro. En los toros, aunque ya no es tan usual como antaño, la mantilla será de color blanco y se podrá adornar con flores.
El uso de la mantilla en Semana Santa difiere de los anteriores y sigue reglas más estrictas. La mantilla se utiliza el Jueves Santo, en la visita a los monumentos eucarísticos y el Viernes Santo, en las procesiones. Se lleva con traje negro, de luto, en señal de duelo por la muerte de Nuestro Señor.
El traje ha de ser sobrio, sencillo, sin grandes escotes y, como es lógico, sin tirantes. En cuanto al largo de la falda, no debe superar la rodilla. Las medias deben ser negras lisas.
Por lo que respecta al zapato, se debe llevar también negro, cerrado o de salón, con un tacón medio (no más de 7 centímetros). Se acompaña con bolso de mano negro y rosario. Las joyas se procurará que sean de plata envejecida y las más habituales son una cadena con crucifijo, pendientes, rosario y broche para sujetar la mantilla. El maquillaje debe ser sencillo y natural, al igual que la manicura. El peinado despejado de frente y rostro y siempre recogido.

miércoles, 1 de mayo de 2013


EL PROTOCOLO EN LA CORONACIÓN DEL REY GUILLERMO ALEJANDRO Y MÁXIMA DE HOLANDA.


Los caballeros vistieron trajes oscuros mientras que las damas se excedieron un poco en el largo de sus vestidos pero respetaron el pedido de usar sombreros más pequeños y no tan exagerados.La realeza vistió este martes sus mejores galas para la ceremonia de coronación de los nuevos reyes de Holanda Guillermo Alejandro y Máxima, aunque tuvieron que respetar el protocolo del caso con ciertas excepciones. 
La tarjeta de invitación indicó las formalidades del vestuario requerido.Los caballeros debían vestir traje oscuro y las damas de corto, con las rodillas cubiertas. En este punto, se observó cierta transgresión ya que los vestidos eran más bien largos. En tanto, por un pedido expreso de la Casa Real,en la coronación se rompió con una de las costumbres más emblemáticas. Se les sugirió a las mujeres usar sombreros pequeños y no tan exagerados como acostumbran en los grandes eventos. El objetivo era que se les vieran los rostros.