domingo, 19 de mayo de 2013




LA MANTILLA
Históricamente, la mantilla no ocupa un lugar importante en el vestuario femenino, hasta el siglo XIX. En este momento, la populariza Isabel II, con la cual se deja retratar en varias ocasiones. En esta época la mantilla adquiere una dimensión política y protagoniza la "revolución de las mantillas". Con ellas, las aristócratas madrileñas mostraron su españolidad y apoyo a la Casa de Borbón, frente a los Saboya.
Posteriormente, se sustituye la mantilla por la toquilla, para ir a misa los domingos. Aquélla es su evolución natural y viene a ser una especie de mantilla en pequeño formato, con forma triangular.
En el XX, el uso de la mantilla entra en decadencia. Se considera que su uso está pasado de moda. Frente al formalismo de los padres, se opone la informalidad de los hijos. Es, en definitiva, la oposición entre el "usted" y el "tú". En este ambiente, la mantilla renace con fuerza y recupera de nuevo el lugar que le corresponde.
Éste es el momento en que nos encontramos aunque se utiliza casi exclusivamente en los toros, en las bodas religiosas, en Semana Santa y en actos muy solemnes.
La mantilla se usará sólo en las bodas religiosas, no en las civiles, y se reserva exclusivamente a la madrina, a menos que en la invitación se pida a las invitadas que la luzcan, también. La madrina la llevará de color negro. En los toros, aunque ya no es tan usual como antaño, la mantilla será de color blanco y se podrá adornar con flores.
El uso de la mantilla en Semana Santa difiere de los anteriores y sigue reglas más estrictas. La mantilla se utiliza el Jueves Santo, en la visita a los monumentos eucarísticos y el Viernes Santo, en las procesiones. Se lleva con traje negro, de luto, en señal de duelo por la muerte de Nuestro Señor.
El traje ha de ser sobrio, sencillo, sin grandes escotes y, como es lógico, sin tirantes. En cuanto al largo de la falda, no debe superar la rodilla. Las medias deben ser negras lisas.
Por lo que respecta al zapato, se debe llevar también negro, cerrado o de salón, con un tacón medio (no más de 7 centímetros). Se acompaña con bolso de mano negro y rosario. Las joyas se procurará que sean de plata envejecida y las más habituales son una cadena con crucifijo, pendientes, rosario y broche para sujetar la mantilla. El maquillaje debe ser sencillo y natural, al igual que la manicura. El peinado despejado de frente y rostro y siempre recogido.

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